Artículo presentado por María, miembro de Articularia
Breve
fragmento del artículo que comentamos en esta sesión:
(…) Era un discurso esópico, donde el blanco inequívoco era el
militarismo franquista. Lógica la reacción de Millán Astray: “¡Mueran los
intelectuales traidores!”. ¿Y qué decir de la referencia en el discurso
unamuniano a las mujeres que en Salamanca iban a contemplar los fusilamientos,
con sus escapularios y crucifijos. Por fin, una vez limpiado de envolturas
retóricas, su proclamación de “vencer no es convencer”, dicho en tales
circunstancias, suponía un jaque al rey contra la conducta de los sublevados, a
quienes apoyó con fuerza inicialmente (…)
El País Opinión
Impresiones de la sesión
El
jueves 11 del presente tuvimos una nueva sesión de Articularia. María era la
maestra de ceremonias. Como tema de debate nos debíamos de ocupar del
enfrentamiento verbal que tuvo lugar el 12 de Octubre de 1936 -casi tres meses
después de iniciada la “guerra incivil” española-, en el Paraninfo de la
Universidad de Salamanca, con motivo de
“El día de la Hispanidad”. A dicho acontecimiento, María nos acercó a través de
la mirada del profesor Antonio Elorza y de su artículo “El pensador
antifranquista” -”El País”, Opinión 09/05/2018- y en el que dicho autor, en
esencia, viene a señalar que el mencionado acontecimiento vino a ser un rechazo
definitivo de Unamuno al golpe de los
militares, del 18 de Julio; y tras un primer momento de pensar que éstos podían ser los que solventaran la delicada situación del país.
Sin que
sirva de ariete, quiero exponer una de las versiones más extendidas en la
historiografía, de lo que pasó en aquel acto, retomándolo de una página
histórica proporciona por nuestro “hermano Google”...
“Unamuno,
que cuando se produjo el alzamiento al
principio lo apoyó porque estaba irritado contra los políticos
de la República, no podía pasar por alto
los asesinatos que se habían producido en la ciudad de Salamanca bajo las órdenes
del comandante Doval, ni los asesinatos de sus amigos Casto Pietro, alcalde de
dicha ciudad; Salvador Vila, catedrático de árabe y hebreo de la Universidad de Granada; y del poeta García Lorca".
Antes que
Unamuno, los discursos corrieron a cargo de Vicente Beltrán, de José María
Pemán y del profesor Francisco Maldonado, que arremetió contra los nacionalismos catalán y vasco mientras de fondo
se escuchaba a los falangistas exaltados. Cuando tomó la palabra, dijo lo
siguiente:
“Estáis
esperando mis palabras. Me conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer
en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede
ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al
discurso, por llamarlo de algún modo, del profesor Maldonado.
Dejaré
de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y
catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo lo quiera o no lo
quiera, es catalán nacido en Barcelona.
Pero
ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito: «¡Viva la muerte!» Y yo, que
he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no
las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula
paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un invalido. No es
preciso que digamos esto con un tono más bajo.
Es
un invalido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente, en
España hay actualmente demasiados mutilados.
Y,
si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta pensar que el general
Millán Astray pudiera dictar las normas de psicología de la masa. Un mutilado
que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre
un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.
Este
es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis,
porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay
que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho
en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España". (Antonio
José Pérez Sánchez.-
08/04/2018. https://elretohistorico.com/discurso-unamuno-salamanca-millan-astray/)
Tras la
introducción de María, entramos de lleno en el debate que discurrió parejo a
las diferentes interpretaciones, generalmente vinculadas a la política, que se han dado a lo sucedido en aquel acto, y sobre todo, desde los defensores del
régimen franquista, restándole importancia a lo sucedido en el mismo. Para los
republicanos, en un primero momento, pasó a ser una especie de traidor que se
pasaba al lado de los que siempre más había criticado, los militares, y para los
partícipes del nuevo movimiento nacional sólo era un viejo que chocheaba.
Tras
dicho acontecimiento, Unamuno prácticamente no sale de casa y dos meses
después, el 31 de diciembre de ese mismo año fallece. Su vida social quedó truncada.
Un vez
más, la conocida voz de Lidia, desde los altavoces, nos comunicaba que debíamos
de abandonar la biblioteca; había llegado la hora de nuestro merecido vino
en “La Petenera”.
Antonio
Elorza (Madrid 1943-)
Vasco
nacido en Madrid y orteguiano de segunda generación, discípulo de José Antonio Maravall y Luis Díez del Corral.
Profesor de la UCM y profesor visitante en París-Sorbona, Turín, CIDE (México)
y EHESS de París. Su militancia política, poco afortunada, arrancó en el PC
vasco hasta participar en la campaña de Patxi López en 2009. Fundador de
Izquierda Unida. Nunca fue miembro de UpyD. Colaboró en Triunfo, Cuadernos de
Ruedo Ibérico, Revista de Occidente, El Correo -obtuvo el premio de esta
publicación-, Letras Libres, y en EL PAÍS.
A partir
del estudio inicial sobre el liberalismo ilustrado, la temática de sus libros
se desplegó hacia el nacionalismo vasco, el comunismo, el anarquismo y el
integrismo islámico. Su estudio sobre Ortega y Gasset recibió el Premio
Anagrama. Pesimista gramsciano.
Invitamos
a participar en el apartado de comentarios a todo el que quiera dejar sus ideas
sobre este tema.
3 comentarios:
Unamuno fue entrevistado, en la última fase de su vida, por los hermanos Jean y Jérôme Tharaud, (Jean había sido tiempo atrás secretario de Barrès), recibiendo del escritor español copia del famoso “manifiesto” (un “petit manifeste”, como lo denominaron en francés). El Manifiesto ha sido autentificado, aunque su traducción al francés, si bien no alteró su significado esencial, sí que afectó a las formas, algo importantísimo en aquellos momentos. En cualquier caso, estamos ante un documento excepcional:
«Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...)
En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, ex criminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de sí misma. Y si no se contiene a tiempo, llegará al borde del suicidio moral. (…)
Y ello para impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad (…)
Triste cosa sería que el bárbaro, anticivil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anticivil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.».
"Un documento excepcional: El manifiesto de Unamuno a finales de Octubre - principios de noviembre de 1936".- Manuel Mª Urrutia- Universidad de Deusto (Bilbao)
Es de destacar la contundencia de su última frase.
17 de abril de 2019, 7:42
Alejandro:
La épica histórica española resalta el "encuentro" entre Unamuno y Millán Astray en el marco del inicio de la Guerra Civil. El difuso y recreado contenido se ha resaltado por la notoriedad del los personajes, que mantienen opiniones diferentes sobre España y los problemas que la aquejan en ese momento.
Desde la autenticidad de los protagonistas, a muchos el hecho les ha servido para subrayar la oposición de ideas y concepciones tan frecuente en nuestro país, olvidando enmarcar la relatado en las especiales y complejas circunstancias que pusieron fin a la II República, y al papel jugado entonces por Unamuno y Astray.
"...el mito creado es muy importante, porque escenifica el enfrentamiento histórico entre una memoria republicana y otra franquista", nos dicen Jean-Claude Rabaté y su esposa Colette, respetados unamunólogos, con los que coincido en su juicio sobre la "recreación literaria" del periodista Luis Portillo (1941), difundida por Hugh Thomas desde 1963, a la que éste toma como una crónica veraz, impulsándola como narración oficial.
Para los Rabaté "Da igual si dijo "venceréis pero no convenceréis" o "vencer no es convencer", lo que vale es que el espíritu, el mito de su discurso, permanece".
Emociona oir a don Miguel "¡Yo no me he vuelto un hombre de derechas, yo no he traicionado la Libertad! ... Yo no soy fascista ni bolchevique. ¡Yo estoy solo!", en declaraciones realizadas al periodista griego Nikos Kazantzakis, recogidas por Luis Araquistain en Diario de Nueva York, el 1 de julio de 1958.
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