Escritor y periodista. Se reveló en los años sesenta como un genial reportero y agudísimo cronista. Fue el impulsor y teórico del llamado «Nuevo Periodismo», que definió como el género literario más vivo de su época.
En Anagrama se ha publicado prácticamente toda su obra: Ponche de ácido lisérgico, La banda de la casa de la bomba y otras crónicas de la era pop, La Izquierda Exquisita y Mau-mauando al parachoques, El Nuevo Periodismo, La palabra pintada, Los años del desmadre, Lo que hay que tener (Elegidos para la gloria), En nuestro tiempo, ¿Quién teme al Bauhaus feroz?, Las Décadas Púrpura, El reino del lenguaje y las novelas La hoguera de las vanidades, Todo un hombre y Bloody Miami.
El reino del lenguaje
Se ha convertido en su testamento literario: un texto donde
clava su penetrante mirada y afilados colmillos nada menos que en la teoría de
la evolución aplicada a la lingüística, cuestiona supuestas verdades absolutas
y apunta contra un par de vacas sagradas separadas por un siglo.
Por un lado Charles Darwin y por el otro Noam Chomsky en su
faceta de lingüista, a cada uno de los cuales contrapone con su respectivo
antagonista, despreciado o cuestionado por el mundo académico: el naturalista
Alfred Russel Wallace, sobre cuyo destino Darwin siempre tuvo remordimientos y
mala conciencia, y el antropólogo Daniel Everett, que ha pasado años
conviviendo con la tribu amazónica de los pirahã y cuya teoría sobre el origen
y evolución del lenguaje humano cuestiona la de Chomsky.
En este libro agudo y retador, Wolfe se enfrenta a la
ortodoxia y plantea estimulantes preguntas: ¿viene el lenguaje humano del canto
de los pájaros? ¿Es un don innato o una herramienta adquirida? ¿Es el lenguaje
lo que explica la evolución humana?
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