Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París.
Escribió su primer libro, Días sin hambre, con el pseudónimo Lou Delvig. Relató el infierno y
la resurrección de su anorexia. Explicaba cómo no comer le había hecho
soportables dolores mayores cuando tenía 19 años. Una década y un puñado de
novelas después, en 2011, vendió casi un millón de ejemplares narrando el
suicidio y la locura de su madre: Nada se
opone a la noche. Su siguiente trabajo. Basado en hechos reales, fue
llevado al cine por Roman Polanski. En sus relatos, traducidos a más de 20
idiomas, ha abordado problemas actuales como el acoso, la construcción de la
memoria o el alcoholismo en los niños desde un hilo común que denuncia la
incomunicación entre parejas, familias y amigos.
Les gratitudes
Escrita con un estilo contenido, casi austero, esta
narración a dos voces nos habla de la memoria, el pasado, el envejecimiento,
las palabras, la bondad y la gratitud hacia aquellos que fueron importantes en
nuestras vidas. Son las respectivas gratitudes las que unen a los tres
inolvidables personajes cuyas historias se entrelazan en esta conmovedora y
deslumbrante novela.
A Marie y Jérôme– los une su relación con Michka Seld, una
anciana cuyos últimos meses de vida nos relatan estas dos voces cruzadas. Marie
es su vecina: cuando era niña y su madre se ausentaba, Michka cuidaba de ella.
Jérôme es el logopeda que intenta que la anciana, que acaba de ser ingresada en
un geriátrico, recupere aunque sea parcialmente el habla, que va perdiendo por
culpa de una afasia.
Y ambos personajes se involucrarán en el último deseo de
Michka: encontrar al matrimonio que, durante los años de la ocupación alemana,
la salvó de morir en un campo de exterminio acogiéndola y ocultándola en su
casa. Nunca les dio las gracias y ahora querría mostrarles su gratitud...
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