Continuando
con el mismo artículo de la sesión anterior, de nuevo presentado por Luiso, éstas son las impresiones del debate:
Es estimulante ver cómo Luiso se llevaba, de
nuevo, muy bien preparada, pero que muy bien preparada, la segunda parte del
tema sobre la abundancia de los museos de arte contemporáneo en nuestro país,
sobre todo en las tres últimas décadas.
De nuevo volvimos a insistir en el despilfarro
que muchos de estos proyectos han significado para las arcas públicas, así como
el poco sentido práctico y útil que se le han dado a los mismos. La mayor parte
de los mismos sólo se han utilizado para dorar personalismos y relevancias
personalistas a niveles locales y provinciales.
En este último terreno de los localismos,
alguien comentó los problemas de los museos locales; el languidecimiento del
Museo Arqueológico Provincial que, pese a su más que interesante contenido, nos
recuerda los típicos museos decimonónicos; alguien también sacó a colación la
infrautilización del Museo de la Evolución que, pese a su costísima inversión,
se mueve bastante en la tendencia de las «visitas oficialmente programadas»,
línea de la que también participa el Museo Provincial. Como algo refrescante, también comentamos la
ampliación del Museo del Retablo de San Esteban, mediante la incorporación del
Claustro, cuestión ésta que se vio como edificante, ya que se entendía como
fruto de la demanda de espacio por la utilidad pública del museo.
Y
en esto andábamos, cuando Lidia desde el altavoz nos dijo de nuevo que
seguíamos siendo unos pesados....
elcultural.com
Animamos a participar a todo
el que quiera dejar sus comentarios sobre este tema
1 comentario:
Alejandro.
El artículo de Luisa Espino presenta un"mapa" de museos y sus realidades, de las que quiero destacar el completo catálogo de actividades que se realizan en ellos. El porqué de tal variedad es, en mi opinión, el deseo de "democratizar" el museo desde una orientación más social. Esta "nueva" tendencia precisa la colaboración de las administraciones públicas y del sector privado, y de una dirección científica y artística y otra gerencial encargada de las finanzas y del personal, responsables del funcionamiento externo e interno del museo. ¿Para qué? Para lograr que la institución museística sea un ente social adaptado a las necesidades de una sociedad cambiante, tendiendo a que los objetos y los procesos creativos que acoge sean o lleguen a ser reflejo de una sociedad y una cultura, o del lado humano de la globalización.
En esta concepción creo preciso dar protagonismo a creadores que aporten conocimiento, experiencia, pedagogía, creación y experimentación, y el cúmulo de relaciones académicas, comerciales, divulgativas, asociativas y sociales que son fruto de su actividad profesional.
Todo es poco en la labor de revitalizar los museos. Ánimo.
Publicar un comentario