Artículo presentado por César M., miembro de Articularia
Breve fragmento del artículo que comentamos en esta sesión:
"[…] Políticos y líderes sociales
empecinados en imponer el desdoblamiento en la expresión del género, so
pretexto de hacer más inclusivo el uso del lenguaje frente a lo que se considera
sexismo de nuestro idioma. […] La demanda de la vicepresidenta del Gobierno a
la RAE para que revise el texto de la Constitución, a fin de promover en ella
un lenguaje inclusivo, ha vuelto a desatar la polémica en los medios y las
redes sociales, pues señala al idioma como causa y reflejo de la discriminación
sexual. La mayoría de quienes así opinan suelen ignorar, entre otras cosas, que
la R.A.E. no es un organismo gubernamental".
www.elpais.com
Impresiones de la sesión
Poco a poco,
tras el parón, vamos retomando rodaje; la tertulia y los debates se van
animando de sesión en sesión. Acogimos a María que volvía de su estancia en
Santander y echamos en falta a Manuel, cuyos quehaceres lo han mantenido alejado
las últimas reuniones.
César tomó
como punto de partida un artículo de Juan Luis Cebrián sobre la cuestión. El
texto, con el título de "La gramática y la corrección política",
publicado en "El País" a finales de julio del año pasado, nos ponía
ante la cuestión del "uso interesado del lenguaje", o sea de su
desdoblamiento de género para manejar la
bandera de lo políticamente correcto en el delicado tema del feminismo y la
igualdad de género.
De Cebrián,
periodista y académico, reconocimos que sobre todo es conocido por haber sido durante muchos años el director
del diario El País y consejero del Grupo Prisa, del que dicho periódico forma
parte; y alguien señaló que de "raza le viene al galgo", pues su
padre fue mucho tiempo director del diario "Arriba".
Sobre el
artículo, César mencionó que lo eligió, precisamente, por poner en la diana
desde el mismo título el meollo de la cuestión "lo incorrecto que es para
el lenguaje su desdoblamiento"; él y el resto reconocimos que el artículo
no tenía más valor que el de poner sobre la mesa el tema que nos ocupa aunque
las razones lingüísticas que aporta sean pobres.
Como
encargado de la ponencia introductoria de la sesión, dejó claro desde el inicio
que, como filólogo, lo iba a enfocar desde la óptica del uso correcto y preciso
del lenguaje, tal y como recoge el título que Cebrián había dado a su artículo.
Desde esta óptica argumental, nos aclaró, de manera brillante, cómo carece de
todo sentido este uso interesado de la lengua, en función de lo que algunos
potencian y consideran como "único o correcto". La Real Academia Española de la Lengua deja claro que “este tipo de
desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde un punto de vista
lingüístico, va contra el principio de economía del lenguaje, generan
dificultades sintácticas y complican la redacción y lectura de los textos”.
Y así, una cuestión muy sencilla de entender como es el hecho de que el lenguaje, en definitiva y prioritariamente, es un vehículo de comunicación, cuyo objetivo esencial, tal y como reconocía Menéndez Pidal, es que se tienda a la simplicidad y que la gente se entienda y comparta ideas, información, etc., este uso de desdoblamiento señalado, hace que el lenguaje sea un instrumento de comunicación farragoso, reiterativo y pesado, y con el interlocutor siempre pendiente de usar la corrección política. La invisibilidad de la mujer no está determinada por la atribución de género sino por la conducta y los hábitos sociales a lo largo del tiempo.
En la línea
de lo que sostiene Álex Grijelmo en su artículo ¿Invisibiliza nuestra lengua a la mujer?, si se cumpliera esa relación
entre el predominio social masculino y el uso del genérico masculino en el
idioma, las sociedades que hablan “lenguas inclusivas” deberían ser menos
machistas. Por ejemplo, el idioma
magiar no tiene género, de lo cual debería deducirse que la sociedad húngara es
más igualitaria que la sociedad española. Y lo mismo sucede con el turco,
un idioma con escasísimas palabras dotadas de género. Y con el farsi (o persa),
la lengua que se habla en Irán.
La mayoría
coincidimos en lo nefasto que es también en este aspecto tanto "el dominio
del pensamiento único, como de lo políticamente correcto". Y que,
seguramente, todo ello esté relacionado con "el control que determinadas
élites" quieren ejercer en los importantes cambios globales que se está
produciendo en el mundo. Algunos fueron más allá y querían ver la raíz de todos
los males en la suprema y mezquina ignorancia de la izquierda, aunque otros
opinábamos que no está “el horno para bollos” en lo relativo a la situación
ideológica actual de la izquierda.
Y en eso,
desde el altavoz, amigablemente, se nos invitó a desalojar.... En la Petenera
nos esperaba el vino...
Juan Luis Cebrián Echarri (Madrid, 30 de octubre de 1944)
Es un
periodista, escritor y empresario español. Fue director-fundador del diario El
País, que dirigió desde 1976 hasta noviembre de 1988. Desde el 19 de diciembre
de 1996 es académico de la Real Academia Española. En 2018 dejó la presidencia
del Grupo Prisa en manos de Manuel Polanco. Cebrián dejó todos sus cargos
ejecutivos en PRISA el 21 de mayo de 2018. La Presidencia de El País quedó en
manos de Manuel Mirat, y Cebrián fue nombrado Presidente de Honor del El País.
Cebrián ha sido considerado por diversos medios internacionales como uno de los diez españoles más influyentes en España y América Latina durante 43 años (desde 1976 a 2018). Es el único académico hispano miembro del Club Bilderberg y el único miembro de lengua española con funciones ejecutivas en esa organización.
Cebrián ha sido considerado por diversos medios internacionales como uno de los diez españoles más influyentes en España y América Latina durante 43 años (desde 1976 a 2018). Es el único académico hispano miembro del Club Bilderberg y el único miembro de lengua española con funciones ejecutivas en esa organización.
Su padre
Vicente Cebrián fue un alto cargo de la prensa del régimen franquista y
director del diario Arriba, órgano de comunicación de la Falange Española. Cursó
estudios de humanidades en la Universidad Complutense de Madrid y entró a los
15 años en la Escuela Oficial de Periodismo de España graduándose en 1963 a los
19 años.
Cebrián ha
desarrollado a lo largo de su vida profesional una intensa actividad como
articulista y conferenciante, y es autor de numerosos libros de ensayo sobre
periodismo y sociología política. Ha recibido diversos premios relacionados con
su profesión:
-Director Internacional
del Año, concedido por la publicación World Press Review de Nueva York (1980)
-Premio
Nacional de Periodismo de España en 1983
-Premio Internacional Trento de Periodismo y Comunicación en 1987
3 comentarios:
Muy buenas tardes y feliz día de la mujer trabajadora para todos los seres vivientes de la tierra. Me gustaría hacer un comentario sobre una intervención en la cadena Ser, esta mañana, en una tertulia sobre el "8 de marzo" y le preguntaban a una "señora juez" que opinaba de las "discriminación positiva y la política de cuotas" para facilitar el acceso de la mujer a los más altos cargos de dirección. Esta señora me dejo maravillado por que respondió algo que yo siempre he pensado sobre el tema; vino a decir, más o menos:
".... en justicia nosotros hemos considerado que, en ese tipo de puestos siempre deben estar las "personas" más capacitadas para los mismos, sin considerar si son hombres o mujeres y pienso que lo mismo sería aplicable al resto de actividades..."
Estupendo razonamiento que, aunque es periférico en el tema que tratamos hoy, me ha dejado tan buen sabor de boca que lo he querido compartir con vosotros.
Muy interesantes y fundadas las ideas apuntadas en el blog, que recogen lo fundamental del texto y del debate. Buen trabajo.
En nuestro idioma hay palabras que flexionan, no flexionan o son de género epiceno. Esto es resultado de la evolución de la lengua y de sus normas, que emanan de los hablantes.
Por ello, alterar por intereses políticos, ideológicos y reivindicativos del feminismo el significante y el significado de las palabras no es conveniente, pues puede contravenir las normas de la Academia de la Lengua y producir un lenguaje prolijo.
Hoy parece que el lenguaje inclusivo es un problema, que se manifiesta en la escasa consideración de las normas y en la pérdida del poder y comprensión del idioma. Y si esto es importante, también lo es su integración o no en el uso común de la lengua (¿hay o no una fuerte resistencia a adoptar estos cambios?).
En la prensa aparecen cada vez con más frecuencia formas genéricas que evitan el desdoblamiento de géneros, pero esto no ocurre en la lengua oral, que viene antes que la escrita y que se desenvuelve siguiendo las normas usuales recogidas por la RAE.
Pero me pregunto;
- ¿convienen las directrices gubernamentales para la comunicación pública sin estereotipos de género (feminización de sustantivos, ortografía inclusiva, etc.?
- ¿facilita aprender y entender el idioma?
- ¿ayuda que el idioma prevalezca en el planeta?
- ¿favorece el lenguaje inclusivo la real equidad?
- ¿se espera que el feminismo progrese a costa del lenguaje?
- ¿es defendible forzar las palabras para crear una conciencia general para cambiar la situación social, que algunos juzgan patriarcal, machista, perpetuadora de estereotipos, etc.?
Porque creo firmemente que, si se quiere, se puede ser feminista sin destrozar el lenguaje.
Saludos.
Alejandro.
Gracias Luismi, Anónimo y demás tertulianos. Siento no poder estar con vosotros pero trato de seguiros.
El tema es fascinante y aunque los que defienden que el lenguaje discrimina a la mujer y por consiguiente debe ser modificado no debemos olvidar que todos los totalitarismos lo primero que tratan de modificar es el lenguaje. Lo demostró Víctor Kemplerer cuando analizó en su obra La Lengua del Tercer Reich cómo hasta los enemigos de los nazis empleaban sus expresiones. Por la importancia del medio. Es decir, terminamos hablando como se hace en la radio, la televisión o la prensa.
Evidentemente todos queremos a las personas mas capaces en todos los puestos sin importarnos el género al que pertenecen. Esto es algo que se ha ido consiguiendo y que hoy, aunque tratemos de paliarlo vía cuotas, es insostenible.
Pero la política tiene estas cosas y si en su día nos colaron el Consejo General del Poder Judicial como órgano político para que pudiera acceder a él una magistratura que no fuera hija de la burguesía franquista (ese al menos es el argumento que me dio alguno), igual nos pueden meter de matute las cuotas femeninas o blindar puestos en la administración pública por otras vías disfrazadas de cultura, identidad o lo que sea.
Un saludo y hasta siempre.
Luis.
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