jueves, 21 de febrero de 2019

“El mitin de las izquierdas en la plaza de toros”, visto por Wenceslao Fernández Flórez

El primer artículo sobre el que hemos debatido en la primera sesión de esta nueva temporada es uno de los que denominamos "de los clásicos", escrito por Wenceslao Fernández Flórez, y fue presentado y moderado por Luis Miguel Calvo, coordinador de nuestro club de lectura.


Este es un breve fragmento del artículo:

“En un lejano tendido, un ofuscado grita: "¡Sinvergüenza...!” Los que están a su alrededor le llaman a la realidad dándole un palo en la cabeza. El orador reformista sigue su perorata. Ahora, el toldo no puede defenderle del sol y su rostro está a plena luz cegadora. Don Melquíades nos obsequia hoy con una inédita pillería retórica que descubrió él y que consiste en decir, al comienzo de casi todos los párrafos: ¡Españoles que me escucháis!. Y a los españoles que le escuchamos nos anuncia que nos va a decir las razones por las que no nos conviene estar con los imperios centrales, listas razones, que hemos anotado cuidadosamente con la natural avidez”.
(ABC, 28 de mayo de 1917)

(ABC, 30 de abril de 1917)

Impresiones de la sesión

No estábamos todos los que somos, pero los congregados teníamos ganas de recuperar todo el tiempo perdido tras el largo intervalo.

Según idea del ponente, se trataba de recuperar un artículo de Wenceslao Fernández Flórez, “El Mitin de las izquierdas en la Plaza de toros…” en ABC a finales de mayo de 1917 (como complemento de otro artículo suyo también en ABC un mes antes, bajo el título “El mitin de Maura en la Plaza de toros…”) para comparar la visión –irónica y mordaz a rabiar y creativamente literaria- que este autor nos da de sus adversarios políticos, en unos momentos críticos de nuestra historia política y poder compararla con la visión que hoy nos da la prensa de los diferentes contendientes políticos, totalmente plana en lo literario y de muy bajo nivel –rayando en lo soez y grosero demasiado a menudo- en lo político, social y ético.

Estos mítines se deben explicar en la tempestuosa primavera que vivió el país, el convulso y crítico de 1917, por los sucesivos hundimientos de barcos españoles, por el bloqueo submarino alemán al abastecimiento de los países aliados, sus enemigos en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.

El autor exterioriza claramente un doble rasero en el tratamiento que da, por una parte, a “Don Antonio Maura” –para el que todos son exquisiteces y parabienes-, de los políticos de la izquierda, por otra, a los que retrata con gruesas pinceladas de ironía y sarcasmo, siempre cargadas de su fino humor gallego, pero siempre manteniendo un alto nivel literario y sin entrar nunca en el plano de lo grosero:

“… El señor Ovejero corrió un serio peligro de estallar. El señor Ovejero está, afortunadamente, bastante gordo; cuando un hombre gordo tiene que hablar en una plaza de toros, en una mañana calurosa, y en términos de indignación, hace padecer a sus oyentes una terrible tortura… ”

“… Después se alzó el hombre de más vigorosa mentalidad de los que ayer hablaron: Lerroux, el tribuno formidable, única figura recia y fuerte entre ellos; el político que hubiera podido hacer tanto bien a su patria si no padeciese la seducción del aventurerismo...”



El debate fue ameno y provechoso. Todos estuvimos de acuerdo en señalar que no hay comparación posible entre los articulistas de una época y otra. La acerada crítica a esos brillantes políticos de Wenceslao se equilibraba con su fina ironía y con su reconfortante humor. Sin embargo hoy, como en un encefalograma plano, la mediocridad y ramplonería de nuestros políticos solo se ve reflejada, como en un espejo, en la banalidad, parcialidad y bronca de nuestros periodistas y tertulianos.

Wenceslao Fernández Flórez (La Coruña,1885-Madrid 1964)

Nace en La Coruña, según unos el 11 de febrero de 1885, al parecer de otros el mismo día y mes pero de 1879. Debía estar realizando sus estudios cuando la muerte de su padre le obligó a dejarles y ponerse a trabajar. Pronto, seguramente llevado por su vocación periodística, entró en el periódico gallego “La Mañana” como redactor y fue pródiga su labor articulista  en otras publicaciones gallegas, “Heraldo de Galicia”, “Tierra gallega”, “Diario de La Coruña”, “El Noroeste”; llegando a ser director de “La defensa de Betanzos”, “Diario Ferrolano”.

Un trabajo en la Dirección General de Aduanas le lleva a Madrid en 1913. Este trabajo lo abandona pronto, volviendo de nuevo al periodismo, en este caso en el diario madrileño “El Imparcial”, colaborando como articulista en otros diarios como “Tribuna”, “El Liberal”. Recalando en 1914 en el “ABC”, donde será una de sus primeras firmas con sus célebres crónicas parlamentarias –le había recomendado para el puesto el mismo Azorín- “Acotaciones de un oyente” y sus famosas “Impresiones de un hombre de buena fe”; ambas han visto la luz como prestigiosas monografías.

En el terreno del pensamiento político, este autor defendió siempre su independencia de cualquier partido político, aunque su trayectoria personal y política le señalan como un liberal conservador admirador de la política de Antonio Maura. Pero siempre postuló esta política desde un talante tolerante y heterodoxo. Así podemos entender fácilmente la buena relación que siempre mantuvo con los nacionalistas gallegos, especialmente con Castelao.
Entre los premios y menciones, debemos señalar que en 1926 se le concede el Premio Nacional de Literatura por su obra “Las siete columnas”. En el periodo de la II República se le otorgó la medalla de oro de Madrid y en 1935, junto a Américo Castro y Ortega y Gasset, el gobierno Lerroux le distinguió con la Banda de la República. Ocupó el Sillón “S” de la Academia de la Lengua, en la que entró con el discurso de toma de posesión titulado “El humor en la literatura española”. Por último, en 1959 se le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio.

Entre sus obras destacadas señalar “Volvoreta” (1917). “El hombre que compró un automóvil” (1932) y “El bosque animado” (1943).

Desde aquí animamos a participar a todo el que quiera dejar sus reflexiones en torno a este artículo



5 comentarios:

luismi dijo...

Muy buenas:
Quería iniciar el comentario del Blog explicando mi elección de este artículo. Para mi Wenceslao Fernández Flórez, cuyo pensamiento político se encontraba en las antípodas del mío, siempre me pareció un autor muy peculiar y, sobre todo, muy imaginativo y nada doctrinario, ni ortodoxo.
Por otra parte, el tratamiento que da al artículo, pese a lo delicado del momento histórico en el que se enmarca, es un derroche de ironía y de fino humor gallego y de una riqueza literaria tan poco abundante hoy en la crítica política. y eso era precisamente lo que quería contrastar, lo creativo de la crítica política de Wenceslao en comparación con lo que sucede con la crítica política de hoy, de baja calidad, insultante, etc....
¡Salud y buen debate!
Luismi

Anónimo dijo...

Las opiniones de Luismi las suscribo, tanto las políticas como las literarias. El autor parece describir ámbitos teatrales en los que se van a celebrar actos políticos importantes, creando la tensión necesaria para mantener nuestra atención. De esta manera envuelve de forma magistral un mensaje compartido: España no intervendría en la I Guerra Mundial (decisión tomada por el gobierno de Dato en agosto del 1914 y que se viene a refrendar tres años más tarde por los dos políticos españoles protagonistas de los artículos); hábilmente el articulista recoge matices en los discursos de ambos mandatarios y en la firmeza de sus afirmaciones, por lo que introduce notas de humos y descriptivas muy plásticas.
Dados los avatares de la I Guerra Mundial, parece que la decisión fue bien acogida por el país en general y por el público asistente en particular, pese a sus consecuencias económicas, sociales y políticas para España.
El periodista no entra a tratar las razones de esa neutralidad y sus consecuencias, ni la tensión social que se hubiera vivido si la intervención se hubiese producido. Es posible que el objetivo del autor no fuera ése, como muy bien opina Luismi.
Alejandro.

César dijo...

Quiero felicitar a Luismi por la acertada elección de Wenceslao y más concretamente por el artículo objeto de debate. Efectivamente el autor se centra más en describir el ambiente que se respira en la plaza que en reflejar las ideas políticas de los protagonistas de los discursos; y lo hace con un sentido del humor muy inteligente. El mitin del 27 de mayo de los republicanos de izquierdas en la plaza de toros de Madrid había sido en parte una respuesta al mitin celebrado por Maura el mes anterior en el mismo lugar, y en el que pidió la neutralidad española en la I Guerra Mundial. Desde mi punto de vista, el autor destaca sobre todo la figura de Unamuno y más concretamente la de Lerroux, “el tribuno formidable, única figura recia y fuerte entre ellos”, como afirma.

Me gustaría destacar que algunos periódicos de la época calificaron este mitin de las izquierdas como “un espectáculo lamentable” (La Epoca), su “fracaso está en las protestas airadas y en los incidentes lamentables” (La Acción), por poner dos ejemplos. Hay que recordar que a la salida del mitin hubo diversos disturbios, se produjeron heridos, entre ellos dos guardias de Seguridad y varios ciudadanos fueron detenidos. Por último subrayar de curiosa declaración oficial del ministro de la Gobernación ante estos incidentes: “absoluta normalidad existente en la capital”. Parece que no hemos cambiado mucho.

luismi dijo...

Siguiendo el hilo argumental de César, señalar que este acto fue un gran acontecimiento duramente criticado por la "prensa dinástica" (monárquica), tal y como se la conocía en el momento político y alabado por la antidinástica (republicana). Así, el ABC del 28 de mayo de 1917 recogía la opinión comentada de los principales periódicos nacionales de la época:

"La Época":
"... Si no fuese por estimar que es un deber la comunicación entre el periódico y sus lectores acerca de todos los asuntos de actualidad, algo así como una conversación cotidiana, dejaríamos sin comentario el mitin de las izquierdas, porque ha constituido a juicio nuestro, un espectáculo verdaderamente lamentable..."

"La Correspondencia Militar":
"... Con todo respeto, pero haciendo honor a la verdad, debemos decir que el acto no ha sido otra cosa que un mitin de propaganda republicana.
Por eso,... se abstuvieron muchas personalidades que son aliadófilas, pero que ni se prestan ni se prestarán nunca a que la política internacional sirva de pretexto para maniobras de política interior..."

"Heraldo de Madrid":
"... El mitin ha sido político, y su característica predominante la republicana... Esta significación del mitin cuando se ha creído poco menos que expirante el republicanismo, aplaudido férvidamente por la multitud es harto de notar..."

"Diario Universal":
"... De los discursos pronunciados en el acto, inspirados todos ellos en un gran amor a los países aliados y a los principios que representan en la guerra... considerar que por encima de todo en esta guerra se ventila un problema de izquierdas y derechas, de democracias y autocracias... "

"La Acción":
"... Pero el fracaso del mitin está en las protestas airadas y en los incidentes lamentables... ¿Público reaccionario? ¿Gente de las derechas? No, hombres de significación radical; gentes del pueblo que Lerroux y don Melquiades y los republicanos y los radicales dicen que es suyo..."

"El Mundo":
"... No queremnos creer que todos los asistentes al acto de esta mañana estuvieran conformes con las teorías desarrolladas por los propagandistas que han hecho uso de la palabra. Pero aunque así fuera poe seguro que constituyen una minoría... que no puede arrastrar a la gran masa de la nación, firmemente encastillada en la neutralidad salvadora..."

"La Tribuna":
"... Ni el más ligero tropiezo perturbó la coferencia del señor Maura. Han menudeado hoy los incidentes, las protestas y los palos... Pues ése es todo el contraste de los acontecido. Por un lado, los neutralistas hablando sin tapujos al país... Por otro, los intervencionistas engañando al pueblo, mixtificando las adhesiones, escondiendo cobardamente la verdad de sus campañas..."

"El Día":
"... El acto, ni es el resultado que aguardaban sus organizadores ni en los peligros que hacía presentir su audacia, ha logrado tener proporciones. Como reunión pública, se ha acercado, francamente, a un indudable fracaso; como tumulto, ha sido pasajero y, por fortuna, sin graves consecuencias, aunque mostrándose clara la voluntad popular..."

Anónimo dijo...

Las brillantes aportaciones periodísticas de César y Luismi, reflejo de los circunstancias que rodeaban los mítines en la España del 1917, sirven para hacernos reflexionar sobre las posibles analogías con los momentos actuales de nuestra España: papel de los partidos, objetivos políticos y reacciones populares, carácter de los líderes, división partidaria y popular, presencia de la prensa en la creación de la opinión pública, la acción de España en la política internacional y en la toma de decisiones, alternativas de cambio en la política nacional, etc.
Muy interesante de lectura de estas notas. Buen trabajo.
Alejandro.