.Esta colección contiene 17 cuentos publicados por Juan Rulfo a partir de 1945. Obra aparentemente sencilla resulta, sin embargo, profundamente desconcertante. En su unidad formal descansa una gran diversidad de lenguajes, registros y tonos con los que Rulfo aborda la problemática de una violencia multiforme (desembozada unas veces, insidiosa otras), hasta tal punto naturalizada que ha dejado de reconocerse como tal. Sin embargo, el autor no la "refleja" ni la "denuncia", ni tampoco la pone en escena: la persigue hasta sus repliegues más recónditos, compenetrándose con el sentir de quienes la ejercen o la padecen, sin alcanzar a reconocerla las más de las veces. O más precisamente: antes que la violencia misma, lo que los cuentos de "El Llano en llamas" ponen en escena suele ser ese oscuro y confuso bregar con su impronta en el sentir de quienes se vieron alguna vez envueltos en ella, sin advertir entonces su verdadero rostro.
Juan Rulfo (Apulco, Jalisco, 1917-Ciudad de México, 1986)
Su verdadero
nombre es Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno. Debido a la época de
violencia revolucionaria los padres de Rulfo constantemente cambiaron de
residencia, pero su infancia quedó marcada por el asesinato de su padre cuando
él contaba cinco años, en 1923. Su madre moriría poco después, en 1927, lo que
hizo que tuviera que ser internado en una escuela en Guadalajara, Jalisco.
Se trasladó
después a ciudad de México, donde asistió como oyente a los cursos de historia
del arte en la Facultad de Filosofía y Letras, lo que acrecentaría su interés
por la cultura autóctona mexicana que quedó plasmado tanto en su obra literaria
como fotográfica, que pudo realizar en sus numerosos viajes en las décadas de
los años 30 y 40.
Gracias a dos
becas otorgadas por el Centro Mexicano de escritores, Rulfo logra publicar El
llano en llamas (1953), una antología de sus mejores relatos. Dos años más
tarde publicaría la que es su obra más conocida, Pedro Páramo (1955),
novela que hoy en día sigue levantando interés, tanto en el público como en el
ámbito académico.
La labor
etnográfica de Rulfo culminó con su trabajo en el Instituto Nacional
Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones
más importantes de antropología contemporánea y antigua de México.
Rulfo escribió
también guiones cinematográficos como Paloma herida (1963) y otra
excelente novela corta, El gallo de oro (1963).
Su obra, tan
breve como intensa, se caracteriza por una técnica narrativa impecable,
personajes bien definidos y un uso destacado de recursos literarios que mezclan
realidad y fantasía, ocupando por su calidad un puesto destacado dentro del
llamado boom de la literatura hispanoamericana de los años 60.
En 1970 recibió
el Premio Nacional de Literatura de México, y en 1983, el Príncipe de Asturias
de la Letras.
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