martes, 26 de marzo de 2019

“Los cerebros 'hackeados' votan”, de Yuval Noah Harari


Artículo presentado por José Ángel, miembro de Articularia



Breve fragmento del artículo que comentamos en esta sesión:

“Si no podemos llegar a conocernos a nosotros mismos mediante nuestros propios esfuerzos, tal vez la misma tecnología que utilizan los piratas pueda servir para proteger a la gente. Así como el ordenador tiene un antivirus que le preserva frente al software malicioso, quizá necesitamos un antivirus para el cerebro. Ese ayudante artificial aprenderá con la experiencia cuál es la debilidad particular de una persona --los vídeos de gatos o las irritantes noticias sobre Trump -- y podrá bloquearlos para defendernos. No obstante, todo esto no es más que un aspecto marginal. Si los seres humanos son animales pirateables, y si nuestras decisiones y opiniones no son reflejo de nuestro libre albedrío, ¿para qué sirve la política”.

elpais.com

Impresiones de la sesión

Seguramente todos habíamos leído algunas de las obras de este sorprendente e innovador catedrático israelí. Ya Antón, hace bastante tiempo, creo que nada más publicarse, nos comentó su primer gran obra el “Homo Sapiens: de animales a dioses” y algunos de nosotros nos enganchamos al autor y a sus disquisiciones antropológicas. He aquí el inquietante reclamo de las solapa de  este su primer libro más conocido:

“Hace 100.000 años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una, la nuestra: Homo sapiens. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia?...”



El mismo título de sus libros es de lo más sorprendente, si el ya visto nos hace dominantes sobre el resto de las especies, el segundo nos eleva al trono de los cielos "Homo Deus: breve historia del mañana" y en el tercero “21 lecciones para el siglo XXI", de nuevo nos vuelve a dejar perplejos al ofrecernos unas pautas de adaptación para conquistar el futuro.

En la sesión, José Ángel nos perfiló unas pinceladas sobre este autor; su abierta homosexualidad, su casi doctrinal veganismo y su práctica de la meditación vipassana. Igualmente, destacó, sobre su pensamiento, su epicureísmo y su dataísmo; resaltando, sobre esto último, que todas las estructuras políticas o sociales competidoras pueden ser vistas como sistemas de procesamiento de datos: «El dataísmo declara que el universo consiste en flujos de datos y que el valor de cualquier fenómeno o entidad está determinado por su contribución al procesamiento de datos» (“Homo Deus”).

Sobre el artículo, que dió pie a un intensísimo debate, el ponente nos señaló los dos peligros que cercan al liberalismo; uno, “el autoritarismo” que siempre lo ha estado acosando; el otro, más de actualidad, la manipulación a la que se somete al individuo y a su cerebro, a través de los imparables avances tecnológicos:

“No obstante, todo esto no es más que un aspecto marginal. Si los seres humanos son animales pirateables, y si nuestras decisiones y opiniones no son reflejo de nuestro libre albedrío, ¿para qué sirve la política? Durante 300 años, los ideales liberales inspiraron un proyecto político que pretendía dar al mayor número posible de gente la capacidad de perseguir sus sueños y de hacer realidad sus deseos. Estamos cada vez más cerca de alcanzar ese objetivo, pero también de darnos cuenta de que, en realidad, es un engaño. Las mismas tecnologías que hemos inventado para ayudar a las personas a perseguir sus sueños permiten rediseñarlos. Así que ¿cómo confiar en ninguno de mis sueños?”


Algunos salieron en defensa del liberalismo –ideología defensora de la libertad individual-  como si fuera un bien patrimonial de la humanidad, viendo manejos de la izquierda marxista y de la Iglesia como grandes culpables del cerco a la “sacrosanta doctrina de la libertad”; pero para nada señalaron el daño que a esa misma doctrina le hacen los populismos más conservadores y ultramontanos, como el de Trump, Bolsonaro, Putin, Salvini, etc. Y es que sí debemos dejar claro que, al menos históricamente, el tradicionalismo y el conservadurismo fueron enemigos acerrimos del liberalismo

Fue subiendo el tono y hasta el moderador se dejó llevar por el vendaval de la polémica; pero no pasó nada que no se pudiera solventar con un vino en la Petenera.

Yuval Noah Harari (Haifa, Israel, 1976-)

El catedrático Yuval N. Harari es autor del éxito de ventas Sapiens: De animales a dioses y 21 lecciones para el siglo XXI.
Se doctoró en la Universidad de Oxford en 2002 y ahora es catedrático en el Departamento de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se especializó en historia del mundo, historia medieval e historia militar y su investigación actual se centra en preguntas macrohistóricas como la diferencia esencial entre el Homo sapiens y otros animales; la relación entre historia y biología; el concepto de justicia aplicado en la historia; si la historia conoce algún rumbo; o la felicidad de la gente en relación al desarrollo del tiempo histórico.
Es un escritor e historiador especializado, además de en la época medieval, en historia militar. Doctorado por la Universidad de Oxford. Además, el profesor Harari da clases magistrales por todo el mundo sobre los temas que trata en sus libros y artículos. Ha escrito para publicaciones como The Guardian, The Times, Nature, el Financial Times y el Wall Street Journal, entre otros. Asimismo, presta su tiempo y conocimiento a diversas organizaciones y públicos de forma voluntaria.
Animamos a participar a todo el que quiera dejar sus comentarios sobre este tema


                                                                   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comentario de Alejandro.
La lectura del artículo me sugiere escribir sobre una idea que subyace en el texto y con la que no estoy de acuerdo: del mito caduco del libre albedrío a la mitificación de la tecnología.
Es lugar común hablar del ser humano referido a la herencia y al medio en el que vive, y en cómo ambos lo han acompañado en su proceso evolutivo. En este camino el hombre llega a ser consciente de su libertad, de su ser libre, en cuanto es propiedad de la voluntad de ser la causante de sus propios actos y, por tanto, responsable de los mismos. Así ejerce el dominio de sus obras, dispone de sí mismo y se autodetermina.
La persona dispone de subjetividad, de mente humana y de intimidad, que la diferencian de las demás, y con la razón y la voluntad propias es capaz de hacer o de no hacer porque es libre (posee libre albedrío), y por lo que le es posible la reflexión, la deliberación y la elección para fijar principios, fines y actos libremente.
El texto nos advierte de diversas manipulaciones y predicciones externas e internas de nuestras decisiones y sentimientos, entre otros (originadas por los usos que se den a los big data, la biotecnología, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, etc.), y se pregunta por lo que nos lleva realmente a tomar unas u otras decisiones.
El autor se refiere con fuerza a la posibilidad de que seamos manipulados: nos piratean, se sirven de nuestros miedos, odios, codicia, deseos, etc., para influir en nosotros aplicando los datos que las nuevas tecnologías permiten almacenas en big data y, así, poder alcanzar los objetivos fijados por otros, y que orientarán nuestras decisiones. Pareciera que, según el autor, la tecnología vaya a ocluir nuestro libre albedrío.
Para que esto no ocurra, necesitamos conocernos mejor, relacionarnos con otros, fijar objetivos individuales y colectivos, esforzarnos en defender nuestra libertad; mejorar la información sobre las tecnologías y su uso cotidiano, estudiar y comprender básicamente las nuevas tecnologías a lo largo del sistema educativo y de la vida; exigir legislaciones que regulen el uso democrático de las tecnologías y los big data, y que defiendan la intimidad y la libertad de cada ciudadano, etc.
Para hacer un mundo mejor no podemos reducir la libertad personal abandonando nuestra capacidad de autodeterminación y la dignidad que nos es propia, y menos abandonar en manos de algunos el devenir de nuestros proyectos individuales y colectivos.