El Libro de la Selva, excelente obra para jóvenes,
es también mucho más que eso. Es una de esas obras que, lejos de perder
vigencia, sigue encontrando a miles de lectores generación tras generación. El
lector avispado encontrará en ella tantos matices como sombras dibuja la luz en
el suelo de la jungla. La fábula del niño Mowgli criado por los lobos, del oso
Baloo, de la pantera Bagheera y del malvado tigre Shere Khan se ha convertido
en un arquetipo universal que reúne, como los grandes mitos, lo mejor y lo peor
de las andanzas del ser humano en esa jungla inmensa que es el planeta Tierra.
Rudyard Kipling (Bombay, 1865 - Londres, 1936)
Nació
en la India, donde su padre, oficial del ejército
británico, estaba destinado.
Con seis años fue enviado a Gran Bretaña para cursar sus estudios
y regresó a la India en 1882. Allí trabajó como periodista, experiencia que
influiría en su estilo literario, directo y muy preciso. Después viajó por
África, Asia, América y Europa, para establecerse de nuevo en Gran Bretaña. La
obra de Kipling fue reconocida por la crítica y el público contemporáneo, le
ofrecieron diversas condecoraciones que siempre rechazó. Solo aceptó en 1907 el
Premio Nobel de Literatura, siendo el primer británico en obtenerlo. Los
últimos años de su vida los dedicó a
viajar junto a su esposa, intentando apaciguar el dolor de haber sobrevivido a
la muerte de dos de sus tres hijos.
Su restos reposan en la
Abadía de Westminster, honor reservado a los hombres ilustres del Imperio
Británico. Su legado: cinco novelas, más de doscientas cincuenta historias
cortas y ochocientas páginas de versos. Kipling era un defensor a ultranza del
Imperio, de la responsabilidad del hombre blanco de llevar la «cultura y
civilización» a los otros pueblos y de los logros de la colonización. Aunque
también criticó este mismo sistema que oprimía al individuo en diversas
ocasiones. Y, como en este caso, intentó reconciliar a Oriente y Occidente,
animales y hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario