.Marcelo Gumbela pasa sus
últimos días de vida en una residencia cuando recibe la visita de Ana, su
nieta, que quiere conocer el pasado de la familia en el Valle de Caderechas.
Juntos, entre susurros de la fantasía, emprenden un viaje por sus brumosos
caminos hacia el esplendor de los cerezos en flor, hacia la infancia que
empieza a entrever los horrores y los placeres de la edad adulta, hacia las
historias, los paisajes, las escenas extintas pero rutilantes de aquellos
años... Un viaje interior que acaba convirtiéndose en una rebelión trágica y
triunfal contra el olvido.
Si la nostalgia fuese un
género literario, Pájaros y brumas estaría entre sus más destacadas
representantes. Nostalgia que es pesadumbre por lo que se ha perdido, pero
también que se revuelve y lucha contra sí misma.
José Mª García González (Quintanaopio, 1956-)
La biografía de José María García González tiene unos
inevitables tintes literarios. Estudió en un colegio interno de Burgos hasta el
bachillerato. Luego de atravesar una etapa de tribulaciones y dudas vitales,
que se tradujo en un año trabajando como leñador en los montes de Caderechas,
fue a Madrid para dedicarse a labores más llevaderas, pero no menos
pintorescas. Era el año 1974. Al tiempo que se sacaba la carrera de periodismo,
fue castañero, vendedor ambulante de bisutería, frutero y regente de un pub. En
el año 1984, oposiciones mediante, empezó a trabajar en Radio Nacional, empresa
en la que ha desarrollado su carrera hasta el año 2009. Arañando ratos de
libertad a esta vida de incesantes trabajos, ha ido produciendo su obra
literaria, que ha permanecido guardada o casi escondida hasta ahora.