Fragmento del
artículo “El ruedo”:
“La derecha
gobernadora es una derecha Poincaré, el polímata francés recordado por decir
que, si el mundo y todo lo que hay en él se encogiese una noche en la misma
proporción, no lo advertiría nadie. La derecha madrileña está ahora en la cosa
de hacerle un Poincaré al ruedo de Las Ventas. ¿Para qué? Unos dicen que para
ampliar el callejón, en previsión de que el sanchismo cani dispare el número de
gorrones. Otros dicen que para ajustar el escenario a las medidas de María
Soraya en sus mítines de lideresa pinypón. Y la versión oficial es que lo han
pedido las figuras que serían Enrique Ponce…”
Fragmento del
artículo “El mundo de los toros”:
Si el torero
aspira a ser lo que de él se espera, tiene que ser único en ese momento de
dificultad. Y su faena torera, tiene que ser afán y ambición, esfuerzo y logro,
y hacer de ese momento, un momento único, que haga recordar como autor único a
quien lo ha hecho posible. Ser el mejor ante lo imprevisto es lo que destaca de
los buenos toreros a los auténticos maestros.
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Impresiones sobre el debate
Eran las
siete en punto de la tarde en los relojes de la Fundación Caja Círculo, bueno a
lo mejor pasaban algunos minutos más de esa hora, cuando el gran maestro Luiso
Orte, más conocido como el “niño del temple” iniciaba su gran tarde de gloria.
Debía afrontar la gran tarea de auscultar los entresijos de la fiesta desde sus
excelsas cualidades de artista y orador
Con una más
que apreciable entrada en las gradas de la plaza se inició el festejo, en el
que fueron desfilando los toros con grandes dosis de bravura, las limitaciones
impuestas por las puyas de los picadores, las arremetidas de los picadores y
las faenas artísticas de los matadores en busca de los máximos trofeos.
Con grandes
dosis de maestría, el maestro fue enfrentado los contratiempos. Señaló cómo en
la fiesta además del valor y el trapío se dan grandes dosis de estilo
artístico, de plante elegante y de desplante voluntarioso.
Supo capear,
igualmente las embestidas desde los tendidos, haciendo valer la importancia
histórica de un festejo ceremonial y ritual y estrechamente vinculado al
discurrir de un pueblo que ha desarrollado su devenir en un territorio conocido
como “la piel de toro”. Trató de manera magistral todos los aspectos del mundo
del toro: su origen y evolución, el porqué de la vestimenta, el encandilamiento
del toreo al público, el valor del torero, el miedo, y la cara y cruz de la
faena, esto es, salir airoso del trance o acabar en la enfermería.
De la misma
manera, supo hacer un buen quite a algún que otro espontáneo que, con ánimo de
progresismo, venía a salvar la vida de estos animales tan maltratados: “el toro
es un ser vivo y sufre, pasa miedo; se ha analizado la sangre de un toro y se
han encontrado rasgos de estrés”. A este respecto, alguno de los asistentes quiso hacer hincapié
en el valor de la sangre: “cuando se ha perdido la simbología se pierde el
sentido del toro”.
Y, siendo más
allá de las nueve, terminado el acto y recogidos los trofeos, salimos a
degustar el ágape que nos habían preparado en los alrededores de coso taurino...
Ignacio
Ruiz-Quintano
En la nómina
de ABC desde 1996, incluso con épocas anteriores de colaboración en este
diario, Ignacio Ruiz Quintano ha escrito en casi todas las secciones del
rotativo, por lo que, además de calidad, le avala el oficio adquirido con la
buena práctica.
De sus escritos se aprende y, si fuéramos mejores alumnos, las
lecciones serían incluso magistrales. Detrás de muchas de sus frases se notan
muchas lecturas bien escogidas, marginales por eruditas, pertinentes con lo que
trata, o alejadas pero maravillosamente engarzadas con el hilo argumental del
artículo que leemos.
Animamos a
participar en el apartado de comentarios a todo el que quiera manifestar sus
opiniones sobre este tema
2 comentarios:
“Finalmente el toreo es un destello, por lo fugaz;
una metáfora del esfuerzo humano , por enfrentar
y remontar las dificultades y adversidades, por Celebrar
la vida recordando que la proximidad de la muerte nos reta
a utilizar mejor el poco tiempo que nos queda, y nos impele
a trascender la existencia forjando con belleza nuestras obras,
que deben ser filigranas del ingenio humano”
Juan Carpio Muñoz – Director del INC, 1996.
Tras escuchar las diferentes intervenciones, creo que se ha relegado el simbolismo del encuentro de un animal totémico con un hombre, un artista, en una lucha que nos lleva a los tiempos de Teseo y el Minotauro, y que es reflejo de los retos cruciales de nuestras vidas, en aras de un realismo conceptual que ha despojado de lo tradicional, lo racial y los valores a una fiesta especialmente nacida en el ámbito del mundo Mediterráneo.
Debemos dar sentido a lo que en la fiesta se celebra, para conocerla en profundidad y, en consecuencia, amarla,
En el comentario anterior he recogido un texto pleno de belleza y de sabiduría taurina. Espero que sirva para reconocer la razón del toreo.
Alejandro.
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