jueves, 12 de marzo de 2020

“Todo lo que era sólido”, de Antonio Muñoz Molina


Testigo de una época en la que aún no estaban a nuestro alcance derechos que ahora peligran, nos recuerda que nada es para siempre, que cualquier derecho puede desaparecer. Este ensayo nos convoca: «hace falta una serena rebelión cívica» y nos apremia: «hay cosas inaplazables». 

Es un espejo en el que todos debemos mirarnos, no importa el lugar ideológico en el que nos movamos, dónde vivamos o nuestra condición social; una llamada para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ámbito de actuación, y contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad cívica que hemos de exigir, de manera contundente, a nuestros gobernantes. 


Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956-)

Cursó estudios de Historia del Arte en la Universidad de Granada y Periodismo en Madrid. Comenzó como escritor de artículos, publicando una recopilación de éstos en su primer libro El Robinsón urbano (1984). Su primera novela, Beatus ille (1986) presenta la ciudad imaginaria de “Mágina”, que se convertirá en un referente en sus obras posteriores. El invierno en Lisboa (1987) mereció el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa, que volvió a recibir en 1992 por El jinete polaco, premio Planeta del año anterior. Ha recibido además el Premio Femina Étranger 1998 a la mejor obra extranjera publicada en Francia por Plenilunio.


Narrador de gran hondura y de enorme capacidad de fabulación, otras obras suyas son: Las otras vidas (1988), Beltenebros (1989), Los misterios de Madrid (1992), Nada del otro mundo (1993), El dueño del secreto (1994), Ardor guerrero (1996), Las apariencias (1996), Pura alegría (1998), Sefarad, En ausencia de Blanca (2001), Ventanas de Manhattan (2004), La noche de los tiempos (2009), Como la sombra que se va (2014) y Tus pasos en la escalera (2019), su última obra publicada. Su último ensayo publicado es Todo lo que era sólido (2013).

Ha sido el miembro más joven en ingresar en la Real Academia Española de la Lengua (sillón u), con 39 años, en 1995. En junio de 2004 fue nombrado director del Instituto Cervantes en Nueva York. En 2013 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, convirtiéndose en el autor galardonado más joven en  obtenerlo.

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