Artículo presentado por Alejandro, miembro de
Articularia
Breve fragmento del artículo que comentamos en
esta sesión:
“(…) En
la Europa actual, el resurgimiento nacionalista está hasta cierto punto en
deuda con la proliferación de una retórica histérica e inexacta que compara a
la UE con los regímenes totalitarios del siglo XX (un tema recurrente de
ciertos columnistas que han incursionado torpemente en política). Y, por
supuesto, el término 'globalismo' se ha convertido en un sinónimo
convenientemente sutil para referirse a los judíos, así como en el pasado lo
fue el término ‘cosmopolitismo’. Pero no hay que obsesionarse con la mala
palabra que empieza con ‘F'(…)”
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Impresiones de la sesión
Alejandro,
elevando aún más su habitual “bien hacer”, se superó a sí mismo y nos deparó
una ponencia magistral en la presentación de esta cuarta sesión de la presente
temporada. En esta ocasión dedicada al artículo del historiador e
investigador Michael Burleigh sobre el tema del fascismo, del que es un
verdadero especialista, concretamente el titulado ¿Está de vuelta el fascismo?. El autor defiende como tesis esencial que no es que el fascismo, al
menos como lo hemos entendido históricamente, esté volviendo, más bien el
proceso que se está produciendo es que las clases conservadoras, como medida
para evitar la competencia de los populismos se derechizan más y más...
«(…)El mayor peligro que enfrentamos no es una repetición lisa y llana del fascismo,
sino más bien un corrimiento paulatino del conservadurismo tradicional hacia la
extrema derecha nacionalista/populista (...)»
El
ponente comenzó por señalarnos la elección de este artículo; destacando sobre
ello la claridad del mismo y la precisión conceptual; aunque para algún
asistente a la sesión la escritura le resultara al principio un poco farragosa.
Sobre la vida y la profesionalidad del autor, resaltó que pese a su
especialización como medievalista y en Edad Moderna, era un destacado ensayista
sobre temas de extrema derecha y movimientos fascistas y populistas, como así
se muestra en su prolija obra sobre esta materia.
Aunque
Burleigh deja claro que actualmente no se están dando casos de fascismo sino de
extrema derecha, a lo largo del artículo no delimita la diferencia entre ambas
ideologías. En el debate sí que se hizo hincapié en este asunto. Así en líneas
generales los partidos de extrema derecha cuentan con líneas de pensamiento
comunes: populismo, nacionalismo, antiinmigración, islamofobia y recelo de la
Unión Europea. Pero la línea de acción de estos partidos no está dentro del
fascismo en la definición estricta: ninguno rechaza la democracia de forma
abierta, aspiran a operar dentro del sistema sin destruirlo y ninguno hace
apología ideológica de la violencia, características éstas del fascismo.
En
la presentación de dicho artículo, también aportó una clarificadora precisión
conceptual sobre términos como conservadurismo, fascismo, populismo; resaltando
la importancia que tiene la “oclocracia” (*), como gobierno de las muchedumbres
o de la plebe. Según Jean Jacques Rousseau tal gobierno era producto de la
degeneración de la democracia por la desnaturalización de la voluntad popular.
(*)
El historiador griego Polibio, hace más de 2000 años, desarrolló la teoría
conocida como ANACICLOSIS. Según ésta se producen una sucesión cíclica de seis
regímenes políticos, cada uno de ellos mutando en el siguiente; siguiendo el
siguiente proceso:
- la MONARQUÍA muta en TIRANÍA
- la TIRANÍA muta en ARISTOCRACIA
- la ARISTOCRACIA muta en OLIGARQUÍA
- la OLIGARQUÍA muta en DEMOCRACIA
- la DEMOCRACIA muta en OCLOCRACIA
- Y la OCLOCRACIA muta en MONARQUÍA, cerrándose de esta manera el ciclo presentado por Polibio.
Alejandro
terminó su presentación dejándonos para responder un decálogo de interrogantes
a modo de cuestionario (por cierto el único que lo contestó fue César). Alguna
de las cuestiones iban orientadas de esta manera:
- ¿Está en crisis el conservadurismo?
- ¿Se critica debidamente a líderes como Beatrix von Storch, Jacob Rees-Mogg, etc..?
- ¿Se pueden equiparar los populismos, fascismos y movimientos de derechas actuales con los partidos y movimientos fascistas históricos?
- ¿Las élites experimentan; lo cambian todo para que todo siga igual?
- ¿La prensa difunde la propaganda de interés para las élites?
- ¿Los políticos buscan maneras de representar los intereses reales de la gente?
- ...
Tras
la presentación se inició un denso debate. Para algunos, aunque no era el tema
de la sesión, la izquierda seguía perdida haciendo su ya tradicional
peregrinación por el desierto. Otros destacaron lo tortuosos tiempos que nos
han tocado vivir -en el que amalgaman noticias falsas, populismos, racismos,
fascismos, radicalización de las derechas- y que creíamos desterrados en lo más
hondo de la historia. La izquierda, se afirmó, actualmente se ha quedado sin
discurso y tiene que recurrir a ‘ismos’ como el feminismo, el ecologismo, etc.
Alguno de los
participantes de la sesión subrayó que es el dinero el que manda, y que los
políticos están creando división en la población con el tema de la confrontación
derechas-izquierdas. Otro asistente llegó aún más lejos al afirmar que el
problema que tenemos son los fascismos que nos están gobernando en la
actualidad, y que nos estamos perdiendo en eufemismos. Y no faltó quien afirmó
que la base del fascismo es la izquierda, en concreto el socialismo.
Algunos,
siguiendo la estela del ponente, destacaron la importancia que en este proceso
tiene la yuxtaposición de cuestiones como las noticias falsas, las redes
sociales y la pérdida del pensamiento crítico, que hace que el ciudadano quede
totalmente indefenso ante la manipulación a la que se encuentra sometido. En la cuestión de la importancia que tiene, en el tormentoso momento actual, la
“pérdida del pensamiento crítico” estuvimos de acuerdo todos, considerándolo
como una de las cuestiones fundamentales en la manipulación de las sociedades y
el crecimiento de los populismos.
Y escuchando
en los altavoces la llegada de la hora de cierre, nos encaminamos raudos y veloces en
busca de nuestro merecido vino…
Michael Burleigh (Londres, 3 de abril de 1955)
Influyente historiador británico y profesor. Es especialista en Historia Contemporánea. Se
licenció en Historia Medieval y Moderna en la University College (Londres). Se
doctoró en Historia Medieval en el New College de Oxford, donde continuó como
investigador, actividad que también desarrolló en la London School of Economics.
Ha desarrollado la docencia en la Universidad de Cardiff,
de Rutgers (New Yersey), Washington, Lee (Cleveland, Tennessee), Stanford
(California) y London School of Economics. Es colaborador habitual de diversos
medios británicos. Obtuvo en 2012 el premio Nonino. Su libro más reciente, Combate moral: una historia de la segunda
guerra mundial, fue descrito en The Daily Telegraph como "uno de los
grandes libros" sobre la guerra.
Es autor de libros de historia, iniciándose en historia
medieval para después dedicarse a la historia moderna, especializándose en la
Alemania Nazi, terrorismo y relación entre religión y política.
Invitamos a participar en el
apartado de comentarios a todo el que quiera dejar sus ideas sobre este tema.
3 comentarios:
Muy buenas compañeros tertulianos:
Yo pienso que vivimos muy malos tiempos para la lírica. Para mi es muy evidente que nada tiene que ver el pensamiento liberal -tanto el histórico como el actual- incluso el conservador, con el dominante pensamiento actual de los diferentes populismos nacionales -Trump, Steve Bannon, Salvini, Bolsonaro,...- muy rayanos todos ellos con los movimientos de extrema derecha y, en su defensa ultranacionalista, muy próximo al fascismo.
Un saludo a todos.
Alejandro.
Muy buen resumen y comentario de la sesión, y la muy bien traída referencia a Polibio.
El autor, en sus idas y venidas históricas, nos hace reflexionar sobre los hechos actuales y los ocurridos en el siglo XX, buscando analogías entre diversas situaciones.
Así, nos refiere señales referidas a la situación política y social actual, junto con la acción de populismos, que viene a comparar con el fascismo y el conservadurismo del siglo pasado.
También presenta la degeneración del fascismo y del conservadurismo del siglo XX, lo que le sirve para deslindar las ideologías fascista y conservadora, clarificando la situación terminológica actual.
Asimismo señala las políticas de alianzas y el papel que juegan y jugaron los líderes de partidos y movimientos sociales. Y critica el papel desinformador jugado por la prensa y columnistas, que realmente desconocen y desconocían las necesidades del pueblo.
Destaca el cambio social habido y el papel que hoy juegan las clases medias educadas en comparación con la sociedad conservadora y elitista de la primera mitad del siglo anterior, y la acción política y social llevada a cabo por ese nuevo actor social.
Al concluir el texto, el autor propone que se denuncien los malos usos en la política, se estudie y valore la decadencia del conservadurismo actual y la crisis de la socialdemocracia, y los cambios tecnológicos que se están produciendo. A esta labor llama a los ciudadanos con mentalidad liberal y, añado yo, a todos los preocupados por el devenir de nuestras sociedades.
Como idea final, que creo sugerida por el texto, opino que el artículo nos lleva a pensar sobre la superación de lo ocurrido en el siglo XX, y a buscar de forma inteligente e informada las maneras de representar y administrar los intereses principales y cotidianos de los ciudadanos.
Una sesión muy bien presentada y moderada por parte del ponente; además el tema tratado debe hacernos reflexionar sobre los derroteros políticos actuales, tanto a nivel nacional como internacional y, que en mi opinión, no son nada halagüeños. Se plantearon interrogantes muy apropiados al momento actual, como la posible crisis del conservadurismo. El hecho de que estén surgiendo partidos de extrema derecha es debido a que los partidos conservadores tradicionales no han sabido dar respuesta a sus votantes. Sin embargo no se debería considerar que Donald Trump o partidos como Vox o el Frente Nacional francés, por poner algún ejemplo, sean fascistas, como se empeñan en calificarlos algunos partidos y medios de comunicación. Su radio de acción política, como afirman muchos expertos historiadores especializados en fascismo, está en sintonía con partidos de extrema derecha, populistas, xenófogos y nacionalistas, pero no dentro del fascismo en la definición estricta del término; creo que no deberíamos banalizar a la hora de etiquetar en este sentido, sobre todo por respeto a los que verdaderamente sufrieron las consecuencias del fascismo. Otra cuestión muy interesante que se planteó fue el papel de la prensa a la hora de tratar este asunto; no cabe duda de que en España los medios de comunicación están al servicio de las élites a las que apoyan. Y esto verdaderamente es preocupante.
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