jueves, 22 de enero de 2015

"Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez, adaptado por Concha López Narváez

En esta obra, Juan Ramón Jiménez cuenta la historia de su relación con un burro llamado Platero. Hombre y animal son inseparables, entre ellos existe un vínculo muy fuerte. Juan Ramón le cuenta al burro sus sentimientos, a veces con palabras alegres y otras con palabras tristes, y le narra toda clase de noticias.

El diálogo constante del poeta con el burro, es visto con ojos extraños por los habitantes del pueblo. Para ellos, el poeta es un hombre oscuro, solitario, al que solo se ve en compañía de su burro. Él mismo es consciente de su apariencia un tanto extraña: vestido de negro, con sombrero, y montado a lomos de Platero, se acostumbra a que los chicos del pueblo le llamen el locoLa mayor parte del tiempo, Juan Ramón y Platero lo pasan en los campos, paseando o leyendo. 

Juan Ramón Jiménez (Moguer 1881 - Puerto Rico 1958)

Quizá fue la belleza del paisaje de Moguer, el pueblo blanco donde nació Juan Ramón Jiménez en 1881, lo que explique su primera vocación por la pintura. Sin embargo, y después de haber empezado a estudiar Derecho en Sevilla, lo dejó todo para dedicarse a escribir, hasta el día de su muerte, en 1958, en Puerto Rico. 
La melancolía por la muerte de su padre en 1900 y una enfermedad pulmonar condicionaron su juventud a un deambular por distintos sanatorios e influyeron en su obra, centrada en la indagación de la belleza y la plenitud de lo real. 
Al estallar la Guerra Civil española se exilió en Estados Unidos y fue profesor de varias universidades latinoamericanas. 
En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura.

Concha López Narváez (Sevilla 1939)

Es licenciada en Filosofía y Letras. Ha sido varias veces finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil, y profesional de la enseñanza durante años. Realiza una impecable recreación de Platero y yo y traduce a un lenguaje accesible para los niños y las niñas de Educación Primaria el complejo universo del autor andaluz, expresado siempre a través de símbolos que serían difíciles de comprender sin una explicación. 
Una adaptación muy personal hecha a través de un lenguaje sobrio que no le resta emotividad ni riqueza a la historia.

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