martes, 18 de noviembre de 2014

"Novelas ejemplares II" de Miguel de Cervantes

Con las “Novelas ejemplares” de Cervantes la narrativa breve a la italiana cobra carta de naturaleza en España, adquiere perfiles nacionales y alcanza altas cotas literarias. 
Fue el propio Miguel de Cervantes quien dio en llamar “ejemplares” a la que en realidad era la primera manifestación de novela corta en lengua castellana. Ejemplares por su composición y calidad artística, las escribió a imitación de las novelas italianas con una finalidad de puro entretenimiento y placer estético, y hoy en día siguen siendo una fuente inagotable de sorpresas.

La colección cervantina está repleta de piezas magistrales en las que se recrean de forma personal modelos narrativos, se abordan temas como la amistad, el engaño, la locura o el deseo. 
Las novelas que forman parte de este volumen son: La española inglesa, El licenciado vidriera, La fuerza de la sangre y El celoso extremeño. 

Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547 - Madrid, 1616) 

Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas. Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. 
La inestabilidad familiar determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época. 
En 1569 fue a Italia, pasando varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la literatura italiana).
En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote, que apareció en 1605. El éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria aunque le permitió publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias y entremeses.
En 1616, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra, lo que no oculta el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento poético

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