Con las “Novelas
ejemplares” de Cervantes la narrativa breve a la italiana cobra carta de
naturaleza en España, adquiere perfiles nacionales y alcanza altas cotas
literarias.
Fue el propio Miguel de Cervantes quien dio en llamar
“ejemplares” a la que en realidad era la primera manifestación de novela corta
en lengua castellana. Ejemplares por su composición y calidad artística, las
escribió a imitación de las novelas italianas con una finalidad de puro
entretenimiento y placer estético, y hoy en día siguen siendo una fuente
inagotable de sorpresas.
La colección cervantina está repleta de piezas magistrales en las que se recrean de forma personal modelos narrativos, se abordan temas como la amistad, el engaño, la locura o el deseo.
Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547 - Madrid, 1616)
Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas. Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo.
La inestabilidad
familiar determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más
bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de
Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas
descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 fue a
Italia, pasando varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía,
Nápoles y Sicilia (donde adquirió un gran conocimiento de la literatura
italiana).
En 1587 aceptó un
puesto de comisario real de abastos que le permitió entrar en contacto con el
abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra
maestra, el Quijote, que apareció en 1605. El éxito de este libro fue inmediato
y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria aunque le permitió
publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas
ejemplares, el Viaje del Parnaso y Comedias y entremeses.
En 1616, meses antes de su
muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba
completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la
historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra, lo
que no oculta el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre
la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda,
su auténtico testamento poético
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