Ayer martes
tuvimos el encuentro de los clubes de lectura de nuestra biblioteca con el Club
de Lectura de Belorado (coordinado por Mercedes Álvarez, bibliotecaria) y el
Club de Lectura de la UBU (coordinado por el profesor Pedro Ojeda). Tuvimos la
oportunidad de conocernos personalmente
y ser conscientes de la amplia comunidad de lectores activos a la que
pertenecemos. Es muy enriquecedor escuchar la experiencia de otros clubes
diferentes al club del que formamos parte y la amplia tipología que los forman:
de novela, de ensayo, para jóvenes, para sordos, familiar, de prensa, en
inglés, virtual.
Un miembro de
cada una de estas variedades nos hizo
una presentación muy clarificadora sobre
su funcionamiento: cómo surgió, cada cuánto se reúnen, qué criterios siguen
para elegir las lecturas y a la vez aportaron su valoración de este tipo de actividad, en la
que todos coinciden en que es muy positiva y enriquecedora.
Tras este
cambio de impresiones entre los diversos clubes de lectura, la escritora Care Santos habló de su novela
“Media vida”, último Premio Nadal, con
Pedro Ojeda, profesor de literatura en la Universidad de Burgos.
Después de
una introducción por parte de Pedro Ojeda sobre la trama del libro, (una noche de verano de 1950 cinco amigas
juegan a “acción o verdad” en un internado de monjas; Olga obliga a Julia a
llevar un dura prueba que cambiará su vida; años después, en 1981, las amigas
quedan para cenar y ponerse al día…), el profesor de literatura subrayó que
la autora sorprende al lector con el final del libro, que no se lo espera, y
que no defrauda ante las expectativas que se van creando con la trama. Care Santos desveló que lo primero en lo que
piensa cuando escribe una novela es en el final, y a partir de ahí va
elaborando la trama. Añadió además que, al contrario de lo que muchos han
interpretado, no es una reunión entre amigas; por lo menos no lo son cuando se
reúnen, aunque puede que lo sean tras la reunión.
El
presentador le preguntó sobre lo trascendente de la cena, a lo que la autora
nos desveló que a ella le gusta hablar de comida en sus novelas. No entiende
cómo cuando algún autor habla de que los personajes se citan para comer no alude a los platos que componen la comida.
La autora nos confiesa que para que la descripción en la novela fuera más
creíble primero los preparó en casa. Otra revelación, entre las muchas que
contó, es que el libro no refleja su vida pero sí recoge la memoria de su
madre, que pasó su adolescencia en un internado de monjas, a las que odiaba,
por lo que de alguna forma está contenta de que con esta novela su hija haya ajustado
cuentas.
En el turno
de preguntas algún asistente puntualizó que hay dos partes muy diferenciadas en
la historia, hay un antes y un después de la reunión, y le planteó a Care
Santos una curiosidad: cómo habría sido la reunión si en lugar de ser mujeres
las protagonistas se hubiera tratado de
cinco hombres, y sobre todo de qué hubieran hablado. La autora fue muy clara,
desde luego no hubieran manifestado sus sentimientos, algo más propio de la
forma de ser de la mujer, y aun reconociendo que se deja llevar por el tópico,
los cinco hubieran hablado de lo que siempre hablan los hombres cuando se juntan:
de fútbol y de mujeres. Pero acabó diciendo a este respecto que quizá las
mujeres deberían copiar a los hombres, porque al fin y al cabo el propósito
último es pasar un buen rato, y hablar de tus problemas y de los de los demás
no es muy divertido.
Al final los
asistentes se animaron a participar y plantearon a la autora diversas
interpretaciones de algunos aspectos de la novela, con alguno de los cuales
Cares Santos no estuvo de acuerdo, como es el caso de la posible actitud machista de una de las protagonistas que uno de los miembros de los clubes sugirió.
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